- Esta noche estás guapísima.
- ¿Esta noche?
- Siempre.
- ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?
- Llevo varios días encontrando la razón para perdonarte y no me sale.
- Típico de las mujeres.
- ¿Lo ves? Ese típico es justo lo que arruina todo.
Cuando dejes de tener miedo empezarás a disfrutar.
Y de repente pasa, algo se acciona, y en ese momento sabes que las cosas van a cambiar y han cambiado. Y a partir de ahí nada volverá a ser lo mismo... nunca.
Y de repente alguien que te dice: ¡tranquilo!, que aflojes, y cuando aflojas te das cuenta de las cosas.
- Estoy feliz.
- Creo que yo más.
- No, yo mucho más.
- Yo de aquí a Barcelona.
- Yo de aquí al cielo.
- ¿Sí? Pues yo muchísimo más.
- ¿Cuánto?
- A tres metros sobre el cielo.
Siempre hay un momento en que el camino se bifurca, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir. Desde tu camino ves a la otra persona cada vez más pequeña. No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, al final estará ella, pero al final solo ocurre una cosa, llega el puto invierno.Y de repente te das cuenta que todo ha terminado. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en qué momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas... Mucho antes... y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo.
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Los mejores años fueron eso. Los mejores. Y nunca se volverá a repetir.
Hay que
- ¿Necesitas algo?
- Claro.
- ¿Qué quieres?
- Que me cuentes todo, tu vida.
- ¿Ahora? Pero que no tenemos tanto tiempo.
- Es verdad, hazme un resumen.
- ¿Por dónde empiezo?
- ¿Por lo más importante. El amor.
- ¿Era delicado verdad?
- Justo.
- Tengo ganas de ti.
- ¿Qué?
- ¡QUE TENGO GANAS DE TI!
Cuando alguien desaparece de tu vida, puede que no vayas a volver a ver a esa persona nunca más, o si podrás decirle todas las cosas que te quedan, que te gustaría decirle. Coges papel y lápiz y escribes una carta. Que puede ser eterna o puede ser una palabra. Se la escribes a esa persona que se fue, pero no, no la mandas, la doblas y la acercas a una llama y la quemas. Se la lleva el viento y así el dolor no se te queda tan dentro.
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